Magia y Ocultismo
Mandalas
Su
Simbolismo: Podríamos decir
que el Mandala expresa una realidad
intangible o escondida a un nivel sensible y
se devela para su comprensión. Conjuga lo
visible con lo invisible, el presente y lo
lejano, lo idéntico y lo distinto, radicando
su éxito en las formas concretas de una
unión que prepara la unidad.
Como símbolo es trasformador y mediador de la energía. Invita a una alianza y ayuda a conjuntar los fragmentos del mundo. El hombre a través de las historia de la humanidad y en las distintas tradiciones se ha inclinado a vivir en lo sagrado o en la intimidad de los objetos consagrados. Todo espacio sagrado implica una hierofanía, una irrupción de lo sagrado que tiene por efecto destacar un lugar del medio cósmico circundante y el de hacerlo cualitativamente diferente. El mandala ordena el espacio sagrado, orienta, aviva el fuego; ayuda a construir un puente reproduciendo la creación, la obra de los dioses, para comprender realidades superiores que le posibiliten elevarse a esas regiones y lograr el conocimiento y su comunión con lo absoluto. El mandala es “un círculo”, su diseño es complejo y a menudo contenido en un recinto cuadrado. El mandala es una síntesis de la manifestación espacial, una imagen del mundo, al mismo tiempo que la representación y actualización de los poderes divinos; es también una imagen psicagógica, para conducir al alma de quien la contempla, a la iluminación.
Mandalas
Hidúes
El
mandala tradicional hindú es la
determinación, a través del rito
de la orientación, del espacio
sagrado central que es el altar
y el templo. Es el símbolo
espacial de Purusha; Vastu-Purusha
mandala, con “la presencia
divina en el centro”.
Se
presenta como un cuadrado
subdividido en cuadrados más
pequeños; los más simples son de
cuatro o nueve casillas
(dedicadas a Shiva y Pithivi);
los más usados son de sesenta y
cuatro, y ochenta y una
casillas.
El (o los) cuadrado/s del centro es ocupado por Brahma (Brahmasthana); llevan la cámara matriz (Garbhagriha), la cella del templo; las ordenaciones concéntricas de cuadrados están relacionadas con ciclos solares y lunares.
En el mandala tántrico, que deriva del
mismo simbolismo; vemos pintado
o dibujado como soporte de
meditación; trazado sobre el
suelo para los ritos iniciáticos;
y se observa esencialmente un
cuadrado orientado con cuatro
puertas, que contiene círculos y
lotos, poblados de imágenes y
símbolos divinos.
Las puertas exteriores están provistas de guardianes: su paso sucesivo corresponde a otras tantas etapas en la progresión espiritual, a grados iniciáticos, hasta que se alcance el centro; el estado indiferenciado del Buddha-chakravarti. El mandala puede también interiorizarse, constituyéndose “en la caverna del corazón”. En los Templos como el de Borobudur en Java (ver foto superior), se expresan con gran precisión lo que es la progresión hacia el interior del mandala.
Mandalas Orientales
Hay en ellos sobre todo el doble mandala, cuyo centro está igualmente ocupado por Vairocana: el del mundo de diamante (Vajra- dhatu), no manifestado y el del mundo matriz (garbhadhlitu), universalmente manifestado, que aporta el fruto de la liberación.
Para los
japoneses budistas shingones, las
figuraciones concéntricas del mandala son la
imagen de dos aspectos complementarios y
finalmente idénticos de la realidad suprema
y podemos decir que es el aspecto de la
razón original, innata en los seres y que
utiliza las imágenes y las ideas del mundo
ilusorio; y el aspecto del conocimiento
final, producido por los ejercicios,
adquirido por los Buddha y fundiéndose en el
uno; en la intuición del nirvana.
El mandala es
una imagen sintética y dinamógena a la vez,
que representa y tiende a hacer superar las
oposiciones de lo múltiple y lo uno, de lo
descompuesto y lo integrado, de lo
diferenciado y lo indiferenciado, de lo
exterior y lo interior, de lo difuso y lo
concentrado, de lo aparente visible y lo
real invisible, de lo espacio-temporal y lo
intemporal y extra-espacial.
Mandalas
Tibetanas
En la
tradición tibetana, el mandala es el guía imaginario y
provisional de la meditación.
Manifiesta en sus combinaciones
de círculos y cuadrados; el
universo espiritual y material,
así como la dinámica de las
relaciones que los unen, en el
triple plano cósmico,
antropológico y divino.
En el
ritual funciona como soporte de
la divinidad de la que es el
símbolo cósmico; proyección
visible de un mundo divino en
cuyo centro esta entronizada la
divinidad elegida y “la palabra
del maestro puede animarlo”.
El mandala, por la magia de
los símbolos, es a la vez la
imagen y el motor de la
ascensión espiritual, que
procede por una interiorización
mas y mas activada de la vida y
una concentración gradual de lo
múltiple sobre lo uno: el yo
integrado en el todo, el todo
integrado en el yo.
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martes, 10 de abril de 2012
Mandalas - Magia y Ocultismo
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martes, 10 de abril de 2012
Mandalas - Magia y Ocultismo
Magia y Ocultismo
Mandalas
Su
Simbolismo: Podríamos decir
que el Mandala expresa una realidad
intangible o escondida a un nivel sensible y
se devela para su comprensión. Conjuga lo
visible con lo invisible, el presente y lo
lejano, lo idéntico y lo distinto, radicando
su éxito en las formas concretas de una
unión que prepara la unidad.
Como símbolo es trasformador y mediador de la energía. Invita a una alianza y ayuda a conjuntar los fragmentos del mundo. El hombre a través de las historia de la humanidad y en las distintas tradiciones se ha inclinado a vivir en lo sagrado o en la intimidad de los objetos consagrados. Todo espacio sagrado implica una hierofanía, una irrupción de lo sagrado que tiene por efecto destacar un lugar del medio cósmico circundante y el de hacerlo cualitativamente diferente. El mandala ordena el espacio sagrado, orienta, aviva el fuego; ayuda a construir un puente reproduciendo la creación, la obra de los dioses, para comprender realidades superiores que le posibiliten elevarse a esas regiones y lograr el conocimiento y su comunión con lo absoluto. El mandala es “un círculo”, su diseño es complejo y a menudo contenido en un recinto cuadrado. El mandala es una síntesis de la manifestación espacial, una imagen del mundo, al mismo tiempo que la representación y actualización de los poderes divinos; es también una imagen psicagógica, para conducir al alma de quien la contempla, a la iluminación.
Mandalas
Hidúes
El
mandala tradicional hindú es la
determinación, a través del rito
de la orientación, del espacio
sagrado central que es el altar
y el templo. Es el símbolo
espacial de Purusha; Vastu-Purusha
mandala, con “la presencia
divina en el centro”.
Se
presenta como un cuadrado
subdividido en cuadrados más
pequeños; los más simples son de
cuatro o nueve casillas
(dedicadas a Shiva y Pithivi);
los más usados son de sesenta y
cuatro, y ochenta y una
casillas.
El (o los) cuadrado/s del centro es ocupado por Brahma (Brahmasthana); llevan la cámara matriz (Garbhagriha), la cella del templo; las ordenaciones concéntricas de cuadrados están relacionadas con ciclos solares y lunares.
En el mandala tántrico, que deriva del
mismo simbolismo; vemos pintado
o dibujado como soporte de
meditación; trazado sobre el
suelo para los ritos iniciáticos;
y se observa esencialmente un
cuadrado orientado con cuatro
puertas, que contiene círculos y
lotos, poblados de imágenes y
símbolos divinos.
Las puertas exteriores están provistas de guardianes: su paso sucesivo corresponde a otras tantas etapas en la progresión espiritual, a grados iniciáticos, hasta que se alcance el centro; el estado indiferenciado del Buddha-chakravarti. El mandala puede también interiorizarse, constituyéndose “en la caverna del corazón”. En los Templos como el de Borobudur en Java (ver foto superior), se expresan con gran precisión lo que es la progresión hacia el interior del mandala.
Mandalas Orientales
Hay en ellos sobre todo el doble mandala, cuyo centro está igualmente ocupado por Vairocana: el del mundo de diamante (Vajra- dhatu), no manifestado y el del mundo matriz (garbhadhlitu), universalmente manifestado, que aporta el fruto de la liberación.
Para los
japoneses budistas shingones, las
figuraciones concéntricas del mandala son la
imagen de dos aspectos complementarios y
finalmente idénticos de la realidad suprema
y podemos decir que es el aspecto de la
razón original, innata en los seres y que
utiliza las imágenes y las ideas del mundo
ilusorio; y el aspecto del conocimiento
final, producido por los ejercicios,
adquirido por los Buddha y fundiéndose en el
uno; en la intuición del nirvana.
El mandala es
una imagen sintética y dinamógena a la vez,
que representa y tiende a hacer superar las
oposiciones de lo múltiple y lo uno, de lo
descompuesto y lo integrado, de lo
diferenciado y lo indiferenciado, de lo
exterior y lo interior, de lo difuso y lo
concentrado, de lo aparente visible y lo
real invisible, de lo espacio-temporal y lo
intemporal y extra-espacial.
Mandalas
Tibetanas
En la
tradición tibetana, el mandala es el guía imaginario y
provisional de la meditación.
Manifiesta en sus combinaciones
de círculos y cuadrados; el
universo espiritual y material,
así como la dinámica de las
relaciones que los unen, en el
triple plano cósmico,
antropológico y divino.
En el
ritual funciona como soporte de
la divinidad de la que es el
símbolo cósmico; proyección
visible de un mundo divino en
cuyo centro esta entronizada la
divinidad elegida y “la palabra
del maestro puede animarlo”.
El mandala, por la magia de
los símbolos, es a la vez la
imagen y el motor de la
ascensión espiritual, que
procede por una interiorización
mas y mas activada de la vida y
una concentración gradual de lo
múltiple sobre lo uno: el yo
integrado en el todo, el todo
integrado en el yo.
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